jueves, 21 de marzo de 2013

Sistemas de gestión de la calidad 4.9

Calidad Interna y Calidad Externa
      En el área de los servicios, para poder gestionar con eficacia la calidad, es necesario establecer una diferenciación que es clave para comprender el concepto de calidad en los servicios: las nociones de calidad interna y de calidad externa.
La Calidad Interna
     En los productos tangibles, en especial en los de consumo masivo, los clientes evalúan la calidad de las ofertas de las empresas centrándose casi exclusivamente en los aspectos técnico-funcionales de los mismos; es decir lo que hacen los productos que compran. La calidad interna se corresponde con la calidad técnica; es decir, un producto que responde, en un nivel muy alto, a las expectativas de uso o consumo de los consumidores. Tiene, en consecuencia, una relación muy estrecha con el diseño, las características funcionales, etc., de los productos.
     Ahora bien, también en el área de los servicios (como actividad principal de la empresa o concebidos como servicios de apoyo):
     La calidad interna es determinante en la valoración que harán los clientes y usuarios del servicio recibido. Es decir, también las empresas que prestan servicios deben preocuparse por lo que hacen los servicios que ofrecen a sus clientes; es decir, ¿cuál es el resultado final que esperan obtener los clientes del servicio? Por ejemplo, una transferencia bancaria que se realice sin errores; un vuelo de avión que llegue a su destino a la hora indicada y con las máximas medidas de seguridad; una empresa de seguros que pague las indemnizaciones pactadas sin subterfugios y "letras pequeñas"; un servicio de entregas urgentes que no pierda los envíos y que realice la entrega en el sitio y la hora indicados; una asesoría financiera que obtenga para sus clientes la máxima rentabilidad posible; o, finalmente, ¡un médico que cure a sus pacientes!
     También en el área de los servicios es fundamental vigilar la calidad técnico-funcional o calidad interna. Ahora bien, en principio, tanto a las empresas que comercializan productos tangibles como aquellas cuyas ofertas están integradas total o parcialmente por servicios les es posible (a) llegar a conocer con suficiente precisión las expectativas, necesidades y deseos de sus consumidores, usuarios o clientes, (b) diseñar productos y servicios que respondan a esas demandas y, luego, (c) adecuar con total exactitud sus procesos de producción u operaciones para que sus productos o servicios respondan a esas especificaciones.
      La diferencia radica en que las empresas que operan en el sector de los tangibles pueden controlar por anticipado la calidad de sus productos, ya que únicamente tienen que preocuparse por la calidad interna de los mismos. En el área de los servicios, esto no es posible ya que en la percepción de calidad que se hacen los usuarios y clientes interviene otro importante elemento:
La Calidad Externa
     La calidad externa, que en el área de los servicios tiene igual importancia (e, incluso, puede llegar a tener más) que la calidad interna, se relaciona con:
Primero:
     La forma como es "entregado" el servicio.
Segundo:
    La forma como responde a las expectativas del consumidor, usuario o cliente en el proceso de uso o consumo del servicio.
     Dicho en otras palabras, la calidad interna comienza con el diseño del producto o servicio y termina en el momento de la venta, mientras que la calidad externa comienza en el proceso de venta y no termina hasta la conclusión definitiva del uso, consumo o posesión del producto/servicio (véase la figura 2). Como dijo alguien: "Los billetes que entregan los bancos son todos iguales, la diferencia entre un banco y otro radica en los cajeros."
     Para seguir con los ejemplos expuestos antes, la transferencia bancaria se realizó sin errores, pero tardó demasiado tiempo en hacerse (la calidad interna fue perfecta, pero la calidad externa falló). Lo mismo se aplica a los otros ejemplos: el vuelo llegó a su destino a la hora indicada y con las máximas medidas de seguridad, pero el servicio a bordo fue desastroso; la empresa de seguros pagó las indemnizaciones pactadas sin subterfugios y "letras pequeñas", pero hicieron pasar al cliente un verdadero "calvario" solicitando informes, registros, actas de departamentos oficiales, una cita tras otra y otra, etcétera; el servicio de "paquetería" no perdió el envío y éste llegó al sitio y a la hora indicados, pero el paquete llegó roto, sucio y el empleado que lo entregó en destino se comportó de forma poco cortés con el destinatario; y así para los otros ejemplos antes citados.
     En estos casos, a pesar de que la calidad interna de esos servicios fue perfecta, los mismos, como un todo, fueron calificados como de baja calidad, ya que los clientes no hacen una distinción clara entre una y otra: perciben ambas vertientes de la calidad como una unidad funcional integral.
     Si relacionamos estos conceptos con el marco integral de la calidad del servicio, veremos que, en términos generales, en el área de los servicios la calidad interna se relaciona muy estrechamente con el concepto de servicio básico ("lo que compra el cliente") y la calidad externa con el sistema del servicio ("cómo se entrega el servicio básico al cliente").

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